Rosita


Una vez una amiga me dijo que ella era mi parte buena. 
Es extraño que un órgano tuyo aunque sea una pieza que no tengas en tu cuerpo sea el refugio de lo bueno, el agua en la que deberías mirarte, aunque sepas que no dejarás de ser un miserable, porque nada compensará el vacío y porque los reflejos son, como las imágenes, apenas sombras. Te das cuenta, cuando el órgano no está, de su importancia, porque todo lo demás carece de sentido y porque ya no hay nada en el agua.
Tengo cierto secreto orgullo de que haya gente que haya visto esa parte buena de mí, ahora que no está, en parte porque nos recuerda que hubo un tiempo de la infancia, el de la felicidad, en parte porque ahora que veo lo pobre que soy, sé que hubo gente que vio algo que brillaba.
Hace unos días soñé con dos leones que estaban en mi casa. Mis padres eran leo. Supongo que se estaban despidiendo, dando vueltas por ahí, tranquilamente. Anoche soñé con un bote en un lago. Alguien me llamaba y me enseñaba el interior del bote. El bote era una caja y la caja cambiaba su forma.
Como el tiempo que cambia las cosas y nos deshace de un modo irreversible.

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